La cerrajería es una de las profesiones más antiguas de la que se tenga conocimiento y se cree que comenzó en el Antiguo Egipto y Babilonia hace unos 4000 años.

Y no es así, de hecho, las cerraduras en ese entonces no eran tan sofisticadas como lo son ahora. La mayoría de las cerraduras eran grandes, toscas y de madera.

Estas se utilizaron y funcionaron de la misma manera que las cerraduras de hoy. Había alfileres en la cerradura, sin embargo, solo se podían mover con el uso de una llave de madera grande e incómoda que se insertaba en la cerradura empujándola hacia arriba.

En Roma, las personas adineradas resguardaban sus tesoros bajo llave, que luego las llevaban como anillos, de manera de siempre tenerlas con ellos, a la vez que demostraban su estatus y riqueza.

La cerradura más antigua a la fecha se descubrió en las ruinas de Khorsabad, una antigua ciudad del Imperio Asirio, y se estima que es de alrededor del 704 a.C.

La Era del Metal

A finales del siglo IX hubo avances y comenzaron a aparecer las cerraduras o candados de metal, atribuidos a artesanos ingleses.

Esta “tecnología” se comenzó a extender por toda Europa y Asia, y eran candados operados con llaves que giraban o se empujaban a través de ella para accionar su mecanismo de seguridad.

Este desarrollo permitió que los cerrajeros se convirtieran en talentosos trabajadores del metal, yendo aún más allá, considerados como artesanos, ya que lograban crear diseños intrincados y hermosos especialmente elaborados para la nobleza y personajes importantes.  Muchas veces con el diseño de casas reales.

Sin embargo, aunque se desarrolló la estética de las cerraduras y las llaves, se realizaron pocas mejoras en los propios mecanismos de cerradura. Con los avances en el trabajo del metal en el siglo XVIII, los cerrajeros pudieron crear cerraduras y llaves más duraderas y seguras.

La evolución de la cerradura moderna

El diseño básico de cerradura y llaves no cambió mucho durante siglos, pero es hasta la llegada de la revolución industrial que se estandarizó la cerradura y se hicieron más complejas y sofisticadas.

En 1778, Robert Barron perfeccionó la cerradura de palanca, creando una cerradura mucho más segura, y cuya tecnología aún está en uso.

En 1817, Jeremiah Chubb ganó un concurso en Gran Bretaña con su diseño de la cerradura con detector Chubb. La cerradura no solo dificultaba que la gente la abriera, sino que también le indicaba si había sido manipulada.

Tres años después, Jeremiah y su hermano Charles iniciaron su propia empresa de cerraduras, Chubb. Sus cerraduras se basaron en piezas internas móviles.

Luego en 1784, Joseph Bramah creó una cerradura con llaves redondas con muescas a lo largo de su superficie. También diseño el pasador de doble acción, cuya patente se concedió en 1805.

Sin embargo, Linus Yale, en 1848 patentó otra versión utilizando pasadores de diferentes longitudes para evitar que la cerradura se abra sin la llave incorrecta.  En 1861, inventó una llave más pequeña y plana con bordes dentados que movería los pines. Tanto sus diseños de cerraduras como de llaves todavía se utilizan en la actualidad.

Aparte de la introducción de chips electrónicos y algunas mejoras menores en el diseño de las llaves, la mayoría de las cerraduras de hoy siguen siendo variantes de los diseños creados por Chubb, Bramah y Yale.